En un acalorado debate, iniciado en la sesión del último 18 de junio, el pleno del Congreso aprobó el dictamen de la nueva Ley Universitaria. La propuesta, previamente discutida en la Comisión de Educación, tuvo 56 votos a favor, 46 en contra y 3 abstenciones. Se exoneró de segunda votación con 55 a favor, 48 en contra y 4 abstenciones. 

Entre los puntos más polémicos durante el debate, destacó la creación de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu), cuya función será normar, regular y coordinar la educación superior en reemplazo de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) y el Consejo Nacional para la Autorización de Funcionamiento de Universidades (Conafu).

La nueva ley también indica que el egresado de pregrado no obtendrá el bachillerato automático: deberá presentar un trabajo de investigación, mientras que para la titulación se aprobará una tesis o un trabajo de suficiencia profesional.

Si bien en un inicio la propuesta de la Comisión de Educación exigía la acreditación obligatoria de las carreras profesionales para otorgar el título a nombre de la Nación, se decidió que continúen como voluntarias.

Cabe recordar que el último 25 de junio debió votarse el dictamen de la nueva Ley Universitaria, pero quedó suspendida por falta de quórum. Las bancadas de oposición (Fuerza Popular, PPC y Apra) se retiraron del Pleno tras criticar y oponerse a diversos puntos de la reforma universitaria.

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